José Noé Mijangos Cruz
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La sección “Quién es quién en las mentiras de la semana” no cumple el mes de aparición en la “mañanera” y ya concedió el primer derecho de réplica. Todo se debe a la información vertida por Julio Astillero respecto de 1,805 hectáreas en área de reserva protegida potosina para beneficiar a empresarios que pretenden desarrollar en contubernio con funcionarios de Semarnat el proyecto inmobiliario para beneficiar a familias acaudaladas.
Andrés Manuel López Obrador no confió ni en la Secretaria del Medio Ambiente María Luisa Albores, ni en la encargada de la sección que se empecinó en desacreditar a Julio Hernández, Elizabeth García Vilchis. El presidente tomó el timón de la afrenta exigida por el periodista aunque midiéndose como lo hacen los gitanos para evitar leerse la mano.
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De nada sirvió que el presidente
le hiciera la aclaración de “no ser iguales” a quienes sí estuvieron de florero
en regímenes en donde el empresariado hacía y deshacía en el país. Julio fue
cauteloso pero firme al revirarle “de este lado tampoco somos iguales”. Incluso
cuando el presidente le detalló que estaba en su derecho de oponerse a toda
violencia que le pudiera coartar su libertad de expresión, el periodista
respondió: “no lo estoy preguntado, lo estoy afirmando”.
Algunos momentos de tensión se dejaron entrever como situaciones de crispación inútiles, pues el presidente, aunque aceptó no vulnerar áreas protegidas o aún sin proteger, destacó en todo momento que encubría a servidoras de la nación que estaban haciendo un papel poco reconocible en la jerga periodística, pues incluso el mismo Julio llegó a mencionarle al presidente que las “relatorías” del gobierno federal eran percibidas por él como “burocráticas”.
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Julio exigió a la encargada de la sección “Quién es quién en las mentiras de la semana”, que ojalá que como los periodistas aceptan haber cometido un error y disculparse, ella ofrezca disculpas. Afortunadamente el periodista, para no matizar nimiedades, aceptó las declaraciones del presidente en su generalidad y aprovechó la ocasión para entresacar con éxito garantías presidenciales de impedir a cualquier empresario voraz servirse con la cuchara grande.
Sobarle la espalada a su
secretaria de Medio Ambiente no le sirvió de mucho al presidente, pues en su
parte final se le escuchó pedirle a la funcionaria destacar su trabajo como
defensora de causas ambientalistas. El término de la réplica fue en tono seco,
de parte del presidente, como para no darle más importancia a la presencia del
periodista en un foro en donde López Obrador debe predominar.
Twitter: @JNMIJANGOS