José Noé Mijangos Cruz
Su pista que es la primera en
festejarse en las velas de mayo, sólo tardó tres meses en ver reparada la
iglesia que ahí ocupa un lugar privilegiado, afectada por el sismo de 8.2
grados de septiembre de 2017. La presidenta de ese periodo es vecina de la
séptima sección, así como buena parte de los líderes morales de la COCEI
(Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo). Hombres como Víctor Yodo, y
la intelectualidad que dejó como vástago. Esa intelectualidad que compartió
Francisco Toledo y que se lee en la pared de la iglesia como pensamiento
elevado (en zapoteco) hecho por una de sus descendientes. No es casual que en
las velas de mayo se comience con esta colonia de pescadores de la laguna superior
del Istmo de Tehuantepec.
No sólo es la colonia en donde el
zapoteco se conserva en sus límites originales, sino que aquí se vino a
refugiar la clandestinidad política de los años ochenta. Para darle un matiz
especial, esta zona de Juchitán que inicia las velas y la octava sección (Cheguigo) que las termina, tienen sus
propios himnos convertidos en sones tradicionales. Las letras de esos himnos
inmortales nos dicen por qué pesan en la nostalgia del Juchitán aguerrido e
integrador. La música de esos sones retrata la decorosa visión de hacerse un
lugar en el mundo, ofreciéndose sin lamentar las consecuencias: la vida en la
séptima sección se disfruta porque los tiempos son finitos.
Hasta su pista se llega a bailar
cuando se avecinan eventos sociales que adoptan a sus hijos prodigados de
reconocimiento censal; nacer en la séptima sección no cuestiona nivel social.
Todos se solazan de arreglarle la vida a alguien de su comunalidad. A la
intelectualidad juchiteca le puede tocar la oportunidad de dedicarle el brindis
a los festejados. Aunque esa misma intelectualidad juchiteca no se ofrece
holística, su discurso puede ir acompañado de consejos maniqueos, subestimando
la modestia de sus destinatarios y sobreprotegiendo a la prole que se aglutina
como invitada, como una sincrética manera de recordarles un pasado de espionaje
y desconfianza de todo lo que es ajeno a ellos.
La séptima sección no tenía, hace
algún tiempo, la carga de acendramiento cultural que hoy posee, aunque si se
recorren sus calles sin sentido alguno, su atractivo se desvanece y sólo
aparecen viviendas modestas, actividades comerciales rutinarias y una deshojada
intervención de sus habitantes en fines de semana. Siendo una de las secciones
con niveles de marginación por debajo de la media, es propicia para presentarla
como un bastión importante de la vida cultural juchiteca, haciendo contrastante
su militancia comunal con el subsidio que familias encumbradas le resarcen como
una manera de compensarle a sus pobladores el haberles dado la espalda en sus
luchas sociales del pasado.
Una pregunta que este articulista siempre se ha
hecho sobre la desaparición forzada de Víctor Yodo, es el por qué cuando fue
detenido ilegalmente no se ofreció resistencia de los lugareños en el momento
exacto en que sus victimarios lo sustrajeron del lugar. Mi hipótesis ha sido
que en el área del secuestro, la gente se prestó a un silencio que permitió que
Víctor Yodo fuera abandonado a su suerte. Otro gallo hubiera cantado si el
secuestro de Víctor Yodo estuviera planeado para hacerlo efectivo en la séptima
sección, no sólo sería impensable su destino manifiesto, sino el aprendizaje
violento que pesaría sobre sus victimarios en caso de ver frustrada su
incompetencia delincuencial.Procesión de la Santa Cruz de los Pescadores |