José Noé Mijangos Cruz
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Una proporción de gente del Istmo
de Tehuantepec radicada en varios puntos del país e istmeños agenciados en este
perímetro, se constituyen como avales de terceros interesados que ofrecen un
sinfín de productos y servicios para ayudar a sus paisanos (con esa intención
se propaga). Pulula un sinnúmero de ofertas de empleos (explotación
programada), incentivos para el emprendedurismo (usted da el dinero, le hacemos
llegar la cena a una familia en desgracia y yo lo administro) o la típica
dádiva de la despensa electorera. Todo esto con la actuación complaciente de
autoridades que a algunos voluntarios les retiene la carga y a otros, en
cambio, le otorga salvoconductos para hacerse de un lucimiento personal tras la
necesidad consumista de los informes impropios que vaticinan mayores
catástrofes para los habitantes de la zona.
“Ellos se conforman ahorita con
todo…”, reza la conmiseración mercenaria que lucra con la pobreza preconcebida
para endilgarles su afán de esfuerzo inútil y destino manifiesto de miseria
ancestral. Nada será mayor que la utilidad de renacer de entre los escombros,
mientras permita renacer a trasnochados profesionales del arte, la cultura, la
política y el empresariado. Deslucidos y faltos de gracia, de fama y de
inversiones, presuntos voluntarios acechan el cráneo famélico a punto de
doblegarse sedientos de su lastimera y acomodaticia actitud servil. Servirles a
los recién llegados, se ha convertido en la desgracia detrás de la desgracia.
Ahora una delegación extranjera que en vez de mandar su fuerza productiva hecha
tecnología, envía personal médico que hay que sostener en esta situación
agobiante para la economía local. Mañana una caravana artística que dejó su fama
en la utilería y la tramoya, que espera ser reivindicada por supuestos actos
píos. En otra ocasión voluntarios que al tener la aplicación sismológica en sus
dispositivos, no dejó dormir en los campamentos a los damnificados, pues cada
cinco minutos habría que replegarse a áreas dispuestas por ellos. Pasando por
psicólogos que desean despuntar aumentando el pánico para este consumo
profesional. Hasta saltimbanquis que se roban el corazón del público en sus
actos, así como el plato en la mesa.
Ser agradecido no debería ser
sinónimo de mayor esfuerzo que el que ya de manera infrahumana se padece. Quien
venga a servirse de la desgracia istmeña, debería ser tratado con un
agradecimiento magro, al alcance de un “circúlele”, “usted allá y yo acá”, “yo
me muevo para no salir en la foto”, “si usted necesita evidencias fotográficas,
de video, yo necesito tranquilidad”. En eso se escudan las metrópolis: la
estatura ciudadana la crean las ciudades. La provincia, ¿cuándo detentará su
resistencia autonómica?
Al Istmo de Tehuantepec, artistas
plásticos de fama supina le quieren vender supuestas obras de arte para que lo
recaudado se done a los damnificados. Comerciantes de prendas autóctonas,
tienen a presuntas tejedoras, bordadoras y artesanas de la confección para ayudar
a proliferar la economía local, no obstante el volumen disparado en últimas
fechas de desconocidos en ese rubro económico que se aprovechan de la desgracia
para generar competencia desleal a quien sí lo venía ejerciendo desde antes del
terremoto del 7 de septiembre. Es la hora de desembodegar la mercancía, crear
una necesidad cualquiera y hacerla pasar por un precio tasado de acuerdo con la
desgracia: “ellos (los damnificados) te necesitan”, “no te niegues a
colaborar”, “esta es tu oportunidad”.
Los aspectos mercadológicos inundan el espacio vital del habitante promedio del Istmo de Tehuantepec. Arquitectos e ingenieros civiles lucran con una vivienda increíble en la virtualidad y disfuncional ante la actividad sísmica. Habría que leer entre líneas las casas fastuosas que ya se han demolido en la zona de La Riviera de Juchitán de Zaragoza. Su reducción a escombros y después a espacios huecos, hace elucubrar que su altivez estética no necesariamente ha vendido su solidez arquitectónica. El profesorado que se alquila en instituciones privadas, se encuentra sin ingresos, pues los propietarios les tiran la bolita a los padres de familia que piensan que pagar la colegiatura del mes de septiembre es inaudito, hasta el adjudicarle al docente el costo de la reparación que representan sus propios intereses patrimoniales.
Twitter: @JNMIJANGOS
(Publicado en El Universal http://www.eluniversal.com.mx/articulo/noe-mijangos/nacion/desgracia-ajena-y-su-consumo-en-zona-de-desastre y en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 18/10/2017, p. 6A)
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