ISTMO 2.0
José Noé Mijangos Cruz
La alfabetización para la cultura
digital (Web 2.0), es una categoría de estudio en las humanidades, que se viene
imponiendo después de saber que lo que se publica en espacios digitales de
información que circulan en redes, adquieren tonalidades de discusión donde lo
rutinario se alquila en un sinfín de proyecciones de la personalidad que en
muchos de los casos terminan en linchamientos o actos precipitados de estilos
de aprendizajes que distan mucho de la moral guardada o, por lo menos,
reflexionada.
El Istmo de Tehuantepec, es otra
categoría que brinda una referencia obligada cuando se habla de Oaxaca, que sus
habitantes se han ganado el mote de subversivos o en resistencia permanente, lo
que lleva a varias preguntas que el entorno social en el que se cultiva esa
categoría istmeña brinda sin rascarle tanto a la imaginación. Algunas
reflexiones en torno a los istmeños, podrían llevar a las siguientes: ¿Qué
vientos circulan por el Istmo de Tehuantepec, con qué intensidad y persistencia
producen arraigo a la tierra brindada a sus habitantes? ¿Qué cultivos se dan en
este espacio que la intemperie hace brotar, tan resistentes, eficaces y de
máximo beneficio para el habitante común del Istmo de Tehuantepec? ¿Qué
actividades artesanales llevan acciones milenarias de predominio cultural en
una tierra competente, pero en donde no se propicia su entrega si no se
discuten sus impresiones al calor de los discursos y dicharacherías de los
comuneros o campesinos emergentes?
Abordaremos en las próximas
líneas, un dilema para la generación 2.0 que ya despunta, aunque
desconociéndose sus alcances, con el fin de provechar los acontecimientos que
se estilan en esta región altamente productiva:
Cierres carreteros: no se sabe su origen, en cuanto si fue esta
región quien lo implementó por primera vez. Lo único que cobra relevancia, fue
el movimiento conocido a nivel internacional como COCEI (Coalición Obrera
Campesina Estudiantil del Istmo), que orquestó una manera latente de incomodar a
los regímenes federales, de ahí su importancia visceral, pues fue un movimiento
político, en parte, que desestimó al gobernador del estado de la época, y
consideró encauzar su lucha a niveles de regímenes federales; aunque ya
institucionalizado, no pudo utilizar discursos occidentales, dado su apego a la
lengua original (un caso discutible en el Senado mexicano fue el de Héctor
Sánchez López, limitado en su discurso de alcance nacional, sin asesores o con
la asistencia de ellos, lanzaba unas opiniones ante el pleno, desordenadas, sin
estructura y con una tonalidad provincial, localista y triunfalista).
En la actualidad, los cierres
carreteros, haciendo a un lado a sus liderazgos, son suministros de voces no
acalladas, que han superado los subsidios y que se deslindan en muchos casos,
de rutinas contemplativas de los que manejan los recursos en proyectos en donde
no se admite al grueso de inconformes, se les condiciona su participación o se
les envía un mensaje de exclusión o temeridad. En la versión “Istmo 2.0”, la
lucha es de una clase media que no se conforma con tener líderes, sino que de
ser necesario superarlos, los sustituye por exigencias de nuevo contenido
social. De hecho, se ha colonizado al Istmo de Tehuantepec, sin tanta
exigencia, pero esos reducidos espacios de no intervención sin la completa
tonalidad comunal, hacen de esta región, el último resquicio de participación
prodigiosa, al grado que les podemos leer la mente a los mismos inversionistas
cultos que pudieron haberle atribuido lo siguiente: “Sus habitantes no se dejan
tan fácil, por lo menos piensan más de una vez alguna propuesta de inversión,
son amables pero no permiten una cláusula que les condicione sus prácticas
acostumbradas, pues la pueden desconocer de improviso. Sus razones hablan por
varios siglos de tolerancia fundacional, les gustó esta tierra incierta,
prodigiosa, amable con ellos y difícil para los extraños. Sus ritmos de vida
son cautelosos, no tienen prisa por reconocerse en ellos mismos como los
privilegiados del disfrute emocional a través de su lenguaje culto, místico,
sincrético, donde el erotismo vive las lisonjas de la costumbre por la
naturaleza y los pasadizos secretos que los animales y las plantas les han
inculcado, y ellos se desvelan por atesorarlos en un inaudito contorno de
sentencia al que aspiran con la muerte.”
Más que desdeñar lo que algún
cierre carretero proclama con su estadía, podríamos reflejarnos en ello como la
condición de ruptura con la rutina. En el Istmo de Tehuantepec no se trabaja en
horas tiempo o en horas hombre, sino en dimensión cultura (atreverse, con
picardía, como si la vida nos llevara años de incertidumbre en su regocijo, el
lugar en donde se manifiesta la grandeza ante la miseria y se retrocede en el
tiempo sólo para que ese impulso motive una negación de lo que fue obstáculo
alguna vez).
Twitter:@JNMIJANGOS
(Publicado en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 30/10/2016, p. 7A)
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