El embajador ruso y el atacante turco
José Noé Mijangos Cruz
Foto: Reuters |
La crudeza con la que se mostraron
imágenes del desplome del embajador ruso Andréi
Kárlov ante las amenazantes balas de un policía turco en Ankara, vuelve a
complicar el escenario de la guerra siria que no encuentra aliento de paz ante
la llegada de este fatídico suceso escalofriante para los países involucrados.
Alepo muestra imágenes terribles de una población devastada a juzgar por las
ruinas y personas que no alcanzan el consuelo de las fuerzas en disputa, de la
motivación económica de los grupos beligerantes sirios que desde la insurgencia
preservan poder e influencia y del involucramiento de países cuyas
intervenciones sólo proclaman intereses conspiratorios para detentar el control
de la región. Las cifras que reporta en 2014 el Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Refugiados, ascendían a 140 000 muertos, 6.5 millones de
desplazados internos y 2.8 millones de refugiados, producto de la guerra entre
fuerzas del presidente Bashar al Assad
y la insurgencia siria.
No es casual que un diplomático
ruso fuera el objetivo de este flagrante homicida turco. En alguna
investigación se declara ser la proveedora de armas y de blindar a Siria sus pretensiones
de avance táctico y militar a través de su diplomacia. Se puede decir que los
diplomáticos están de moda, pues habría que mencionar como dato curioso, la
embajada de la Coalición Nacional Siria (oposición a Bashar al Assad) alentada por Qatar para establecerse en territorio
de este emirato. Esto quiere decir que detrás de la defensa diplomática rusa
hacia Siria, se encuentra la supervivencia chiita
que prevalece en el eje sirio-libanés(Hezbollah)-iraní,
efecto contrario a la alianza sunita auspiciada
por Turquía, Arabia Saudita y Qatar.
Foto: Hasim Kilic/Reuters |
Para hacerle frente a una guerra en
la región del Medio Oriente, las relaciones con Rusia e Irán son prioritarias
para Siria, máxime que ahora efectivos militares de aquellos países atienden
conflictos en donde demuestran su superioridad y la ocupación que mantenían en
suspenso las fuerzas rebeldes en importantes plazas sirias. “Tomar posición”,
fue una estrategia de cambio que adoptaron los países del Oriente medio heredada
por la “primavera árabe”, luego que la indefinición obligara a fustigar a dos
de sus gobernantes en el área: Muamar el
Gadafi en Libia y Hosni Mubarak
en Egipto. La guerra en Siria no podría esperar mayor asomo de incertidumbre,
si despejamos de la confrontación real, la confrontación visceral entre kurdos
y el Estado Islámico (EI). De ahí la “toma de posición” para países cuyos
intereses podrían desequilibrarse de no demostrar apoyo decidido hacia fuerzas
no estatales (milicias en resistencia y en alianza entre ellas), desbordando
dos bloques en donde la insurgencia libanesa Hezbollah detenta un importante cruce de armas beneficiando
intereses de Siria e Irán que se articula con la base militar Rusa en el puerto
sirio de Tartús (Mediterráneo). Hezbollah
juega aquí un papel que en algún momento le correspondió también a Hamás (Palestina): contener la
progresión israelí en el área.
Thierry Meyssan |
La diplomacia rusa ha sido clave
para entender la oposición de esta nación a la intervención de Occidente en
asuntos claramente internos de los países árabes. Tal fue el caso de la
abstención que demostró Rusia a la Resolución 1973 del Consejo de Seguridad de
las Naciones Unidas, que con el pretexto de defender a los civiles, permitió a
países como Francia e Inglaterra alentar a los rebeldes a Gadafi potenciarse en Libia y establecer un régimen a modo con los
criterios de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El
contacto con los grupos rebeldes como el Estado Islámico, se le salió de
proporción a Francia, tal y como ya lo ha narrado Thierry Meyssan (“La República francesa como rehén”), generando
atentados en París en noviembre de 2015 y su réplica en Bruselas en marzo de
este año, después de una autorrestricción francesa luego de la llamada
coalición internacional que Estados Unidos demandara a los países representados
en la OTAN. El saldo: el Estado Islámico ofrece la misma dosis de terror que
Francia le asestó cuando deliberadamente y tardíamente apoyó a los kurdos (enemigos del EI). “Si el Emirato
Islámico realmente quisiese ‘vengarse’, sería en Moscú donde habría realizado
esos ataques”, ha dicho Thierry Meyssan
hace un año un mes.
Desde luego que la idea de
vengarse de Rusia no la dio este pensador francés, pero como en el caso de
Bruto, uno de los asesinos de Julio César: la intelectualidad pudo llevar a
este presunto suicida solitario turco a vengar la reminiscencia de una guerra que
ha desatado las más crispantes vejaciones de oportunismo global.
Twitter: @JNMIJANGOS
(Publicado en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 21/12/2016, p. 7A)
(Publicado en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 21/12/2016, p. 7A)
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