José Noé Mijangos Cruz
Laura Bozzo/Sopitas |
Ha detonado el
exagerado reconocimiento a las dignidades de los presuntos talentos o
competencias que omiten pasar por el filtro ordinario de la universidad, pero
acumulan información y conocimientos extraordinarios, producidos con alegría,
haciendo lo correcto y presumiendo habilidades resolutivas, lo que es motivo de
un ofrecimiento de estatus especial que los ubica como personas cuya
ilustración merece ser registrada en los archivos históricos de una institución
de educación superior. Hasta ahí, la universidad se convierte en un medio que
beneficia a los integrantes de la sociedad, para incluirlos en ese modelo a
seguir como progreso social.
Laura Bozzo,
comunicadora polémica de la televisión comercial, se encuentra en la mira de la
opinión pública al restregársele su condición de lidiar con la moral de una
manera compleja, confusa y hasta perversa. Recibió en fechas recientes en el
recinto del Congreso de la Ciudad de México, el reconocimiento académico que le
atribuye calidades exigentes en su vida profesional. El presidente de la
Academia Mexicana de Derecho Fiscal, Arturo Pueblita, publicaba su tuit el 29
de mayo, atribuyéndole a este fenómeno social una situación anómala: “Es
increíble la proliferación de la industria de los reconocimientos falsos en la
profesión jurídica. La venta de posiciones en 'rankings' y de 'doctorados
honoris causa' son una estafa para la sociedad. Además, desprestigian a quien
los paga y denigran a la profesión.”
Apenas el 11 de abril, Patricia Rosalinda Trujillo Mariel, Comisaria General de la Policía Federal, fue nombrada integrante de la Coordinación Operativa de la Guardia Nacional, y fue leída su currícula en la que sobresalían 9 “doctorados honoris causa”, desde donde se fraguó la primera suspicacia de la que el académico Arturo Pueblita mencionaba 48 días después con la publicación de su tuit. Atando cabos, el 3 de julio, al ser retenida por policías federales inconformes de ser adscritos a la Guarda Nacional, La Comisionada de la Policía Federal enfrentaba su prueba de fuego en donde la curricula inflada por doctorados “honoris causa”, apenas si sacaba a flote su desempeño ante este incidente de la tropa que ella debía haber previsto como estallido social y que a la postre fue innecesario.
Patricia Rosalinda Trujillo Mariel/Milenio |
Apenas el 11 de abril, Patricia Rosalinda Trujillo Mariel, Comisaria General de la Policía Federal, fue nombrada integrante de la Coordinación Operativa de la Guardia Nacional, y fue leída su currícula en la que sobresalían 9 “doctorados honoris causa”, desde donde se fraguó la primera suspicacia de la que el académico Arturo Pueblita mencionaba 48 días después con la publicación de su tuit. Atando cabos, el 3 de julio, al ser retenida por policías federales inconformes de ser adscritos a la Guarda Nacional, La Comisionada de la Policía Federal enfrentaba su prueba de fuego en donde la curricula inflada por doctorados “honoris causa”, apenas si sacaba a flote su desempeño ante este incidente de la tropa que ella debía haber previsto como estallido social y que a la postre fue innecesario.
Arturo Pueblita/Twitter |
De manera
sarcástica, César Astudillo, académico del Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM, apenas el 1 de agosto tuiteó: “Tengo información cierta e
inobjetable de que ya empezó la devaluación: Los doctorados honoris causa están
en caída libre. Los economistas dicen que llevará años para que vuelvan a
revalorarse.” El mercado de los doctorados “Honoris Causa”, en efecto, ponen de
manifiesto que a partir de una cooperación voluntaria, el homenajeado puede
acceder a un reconocimiento que lo distinga persiguiendo de manera
complementaria, en algunos casos: limpiar la imagen que pudo haberse corrompido
en el pasado.
En la cuarta transformación, deberíamos ver situaciones diferentes que ubiquen experiencias diferentes para el grueso de los ciudadanos que esperan que se presenten los aspirantes a ejercer el servicio público, evitando la ostentación que en los hechos se presuman rebasados al momento de construirse la opinión pública. Es el caso de la lectura de una curricula innecesaria, en donde los doctorados cursados formalmente en una institución de educación superior se revuelvan con los doctorados “honoris causa”, a la vieja usanza mediática. Además, que los representantes del arte escénico, sean tratados con esa dignidad que persiguen los doctorados “honoris causa”, sólo cuando se remitan a la alta cultura, o por lo menos persigan procedimientos artísticos que impacten por su innovación.
Todo dependerá de la visión de las universidades o instituciones de educación superior, que ceden estos reconocimientos en donde se supone han sido gravemente evaluados sus resultados.
César Astudillo/Twitter |
En la cuarta transformación, deberíamos ver situaciones diferentes que ubiquen experiencias diferentes para el grueso de los ciudadanos que esperan que se presenten los aspirantes a ejercer el servicio público, evitando la ostentación que en los hechos se presuman rebasados al momento de construirse la opinión pública. Es el caso de la lectura de una curricula innecesaria, en donde los doctorados cursados formalmente en una institución de educación superior se revuelvan con los doctorados “honoris causa”, a la vieja usanza mediática. Además, que los representantes del arte escénico, sean tratados con esa dignidad que persiguen los doctorados “honoris causa”, sólo cuando se remitan a la alta cultura, o por lo menos persigan procedimientos artísticos que impacten por su innovación.
Todo dependerá de la visión de las universidades o instituciones de educación superior, que ceden estos reconocimientos en donde se supone han sido gravemente evaluados sus resultados.
Twitter: @JNMIJANGOS
(Publicado en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 06/08/2019, p. 6A)
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