MARCHA FEMINISTA

José Noé Mijangos Cruz

plumasatomicas.com

La provocación que se lanzó este viernes por la marcha feminista en la Ciudad de México, dejó en claro el tipo de sociedad que ya no se alcanza a aceptar, por la incapacidad para construir un México en donde la mujer sea aceptada plenamente. Tal pareciera que la sociedad en su conjunto trata de encubrir un pasado criminal que ha dejado su lastre en generaciones anteriores que no aceptan el liderazgo de las hornadas recientes, lo que ha llevado al hartazgo social.

Las mujeres que se manifestaron la tarde del viernes 16 de agosto, consideraron marcar a la Ciudad de México por su complicidad con actos criminales que están ocasionando el destierro de la mujer de sus ocupaciones habituales, sin contar con la paz y el ánimo armónico que debe caracterizar la marcha productiva de cualquier metrópoli exitosa.

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Todo parece indicar que la Ciudad de México, lejos de demostrar un control sobre sus ocupaciones policiales, órganos de persecución de delitos y órganos de impartición de justicia, pero en general, de un rasgo de impunidad del género masculino para secuenciar la libertad que le debemos rendir a la mujer como sector al que se le reconozca sus derechos plenos, haciendo factible el “trato diferente” porque es legítimo y porque redunda en la confianza de construir un espacio de convivencia humana en las sociedades libres, se asume, por el contrario, una lógica del barrido de sus aspiraciones personales y de sus proyectos de vida.

Es increíble el cúmulo de historias que se han producido en torno a la transgresión de la mujer, y en donde el curso de los hechos sólo ha dejado bosques de dudas cuando el árbol contempla para la misoginia y el feminicida las frutas jugosas que se encubren en pecado cultural para considerarlo dinástico, proverbial y de expiación.

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La sociedad mexicana permite, hasta este momento, la acometida de actos violentos en contra de la mujer, haciendo que sobre todo las jóvenes, sigan los dictados del clan primitivo, cuando es justamente la juventud, sobre todo de mujeres, la que debe estar al frente de la educación contemporánea en hijos, para desaprender ese trato indigno que les arrebata la dignidad a diario y en muchas ocasiones, la vida.

Y nos da gusto que la marcha haya dejado reflexión, y demuestre ocupación, para esta sociedad que transige con una educación de la “buena conciencia”, de una sociedad primitiva que promueve la cultura del silencio y del olvido. Apostemos a que en los próximos días veamos a mujeres que seguirán reconociendo en los demás el signo distintivo de la vida, de la libertad y de condiciones aceptables para un futuro prometedor para todos.

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La penalización y el linchamiento no han sido la solución para esta sociedad que solapa sus compromisos más relevantes. Pero la mujer ha sido la asignatura pendiente en esta sociedad machista y avasalladora con los incentivos que faltan considerarles en su honor, pero sobre todo, el espacio de participación social, con libertad y asunción plena de sus capacidades que se necesitan reincorporar, ante tanta elocuencia discursiva, pero también, ante tanta falta de llevar a la práctica una conciencia de igualdad social.

Muchos espectadores se admiraron de la fuerza feminista que demostró tener bajo su control a una ciudad como la de México, que pecaba de tiránica y dominante, a juzgar por la represión de sus autoridades policiales. Esa sociedad que acusó a la marcha de transgresora, se olvidó de lo principal: si no actuamos consecuentemente, la marcha durará de por vida, y se persistirá en confrontar a la sociedad mexicana, hasta que quede claro que este mundo ya no se acepta como es. La marcha feminista opera como un accidente en la vida de cualquier persona: avisa que vendrán más marchas, hasta que se entre en conciencia y se aplique el correctivo necesario.

Twitter: @JNMIJANGOS

(Publicado en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 21/08/2019, p. 6A)