José Noé Mijangos Cruz
laopinion.com |
Merece
especial atención que una profesional joven refiera con simpleza que puede
influir de acuerdo a sus funciones en la psicosis general, estimulando la duda
sobre su profesión en el uso de los recursos a su alcance que de manera
inconsciente teme que sólo llegue a limitarse a las palabras y no a los hechos.
Ximena García, piloto mujer que se encontraba en una posición de privilegio
debido a lo complejo de su profesión, admitió su responsabilidad ante esa
desdichada expresión que se hizo viral en redes sociales: lanzar una bomba al
zócalo en pleno festejo de independencia.
No nos
desquiciamos sobre sus palabras muchos que tuvimos noticia de esta publicación
en redes sociales. Pero sí nos envía un mensaje el hecho de que la provocación
provenga de una cuenta con remitente cuyo perfil debe enviarnos la idea de que
al contemplar la vida laboral desde las nubes, su nitidez profesional sea tan
aguda como para desviar el tino de sus palabras desde un desafío irrelevante,
carente de proyección personal, como si su personalidad se tornara en un
fetiche en donde lo que realiza no tiene relación con lo que expresa.
lanetanoticias.com |
El 21 de julio
de 2016, en un trabajo publicado en otro medio (“Alejandra Barrales y su
partido atrapalotodo”), comenté lo siguiente sobre el ambiente laboral de
sobrecargo, que no se diferencia del sindicato de pilotos: “… ascenso fallido
desde una clase sindical sumisa carente de objetivos políticos de amplio
espectro (y)… atávica dependencia del consumismo que los vuelos comerciales
practican en perjuicio del personal que se ofrece acrítica a la deformidad
postindustrial.” Estas dos consideraciones, me han llevado a determinar el
infantilismo de una clase laboral que redunda en sucesos como los que ahora
estamos advirtiendo.
La piloto
consideró que se podía atrever a demostrar escasa sensibilidad ante un festejo
que si bien algunos no comparten debido quizá por el origen de los
protagonistas pertenecientes a una clase política determinada, la ruptura del
protocolo o la multitud que respaldaba el mandato ganado por este presidente el
primero de julio del año pasado, eso no era merecedor de un destino como el que
la piloto deseaba para el público asistente. Muchos adversarios de la actual
administración federal, ante la tónica de enviar sus consabidos reclamos a los
organizadores de este festejo vía redes sociales, se desmarcaban de cualquier
tono amenazante que desprestigiara el futuro de sus ocupaciones políticas.
Que proviniera
de una mujer, joven y con una profesión hartamente decorosa, volcó los ánimos
de los contrarios al gobierno a defenderla, aunque conociendo los riesgos. El
ex presidente Calderón fue uno de ellos, y ya decidida la acción preventiva
emprendida por la empresa aérea Interjet, no le va a quedar más que ser el
objetivo de las brasas quemantes con las que atizarán sus comentarios quienes
consideran inapropiada una intervención de quien fuera Jefe de Estado, para
quien la legitimidad debe ser motivo de un taller que lo obligue a actualizar
sus conocimientos sobre la faceta en la que se encuentra México al tener a un régimen
que basa su consentimiento en una hoja de incidencias que le otorga 7 de cada
10 respaldos a las acciones de gobierno de Andrés Manuel López Orador.
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Como sociedad, a México le pesa que una juventud
poco reflexiva siga cometiendo improperios como los que nos han llevado a
analizar el curso de estas lastimeras declaraciones provenientes de lo que se
suponía representaba lo más granado de nuestro país. Puede no ser una amenaza
esta expresión que en el fondo la conciencia colectiva puede remitir a
calificar si es libre o no. Nos preocupa que sea una mexicana, que envía indicadores
de lo que representa México en voz de sus minorías económicas, clases privilegiadas
que debieron tasar cada palabra colocada en redes sociales y no lo hicieron.
México debe recomponer sus cimientos, en eso somos responsables todos.
Twitter: @JNMIJANGOS
(Publicado en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 25/09/2019, p. 6A)
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