MERITOCRACIA PARA POBRES

José Noé Mijangos Cruz

lasillarota.com

Reproducir lo que dicta la “pigmentocracia”, los de arriba, los poderosos, los burócratas acomodaticios, los académicos que comprometen su ciencia, los ideólogos que persiguen espacios de opinión privilegiados para luego cobrar la cuota de encubrimiento de la verdad, los zalameros y los pusilánimes, es la mejor prueba de que la pobreza ha fincado carta de naturalización como “Ley de hierro” por su complejidad que explica su largo y difícil regreso a su estado original. Tantos años de repartir limosnas desde arriba y dictarles destierro especial, ha hecho de los pobres no quedarle más que reproducir lo que desde arriba les ordenan, les imponen, los sujeta a la pobreza ideológica.

En Chignahuapan, Puebla, un joven expuso su situación de estudiante de preparatoria ante el presidente de México, apenas el 31 de agosto. Contrastó lo que reciben los “ninis” mediante una comparación coincidente con la que muchos mexicanos privilegiados repiten como merolicos: “se les da dinero a quienes no han hecho nada por buscar empleo, no han hecho nada por estudiar.” En la ignorancia supina, los privilegiados de México olvidan que primero debe llegar mecánicamente, si se quiere, la confianza económica para activar consecuentemente el deseo de estudio. Al revés, sería como empezar por las cúpulas antes que poner los cimientos de una construcción pensada en beneficio de la colectividad.

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Los escasos pobres que salen de la marginalidad, correteando la chuleta, sólo saltan un espacio menos que un peldaño, pero a cambio agradecen con su gesto acomodadizo, la vida opulenta de sus benefactores: repitiendo que sí es posible desterrar a la pobreza desde sus ocupaciones meritocráticas. No es casual que Andrés Manuel López Obrador le haya recordado al estudiante inconforme, que no permitirá que se subestime el plan de “Jóvenes construyendo el futuro”, pues tiene sus bondades que aún no ha digerido buena parte de la sociedad mexicana. Este fenómeno que  puede ser un ente aislado, nos manda a los opinadores públicos el mensaje de que la pobreza se admite por los protagonistas como un dictado cultural al que habría que aplicarle un parteaguas, tal y como lo está haciendo la federación con la política pública referida.

El estudiante pedía que el programa a distancia operado por el organismo poblano de educación en línea, denominado B@UNAM, siguiera brindándole el beneficio de concluir su bachillerato, pues permitía que personas de escasos recursos tuvieran acceso a este nivel de estudio. Todo fuera como que solicitar la reposición del asunto en cuestión lo realizara con la pulcritud del caso, sin contaminarla de su proyección personalista que él y quienes lo secundan tienen del programa de becas “Jóvenes construyendo el futuro”, sin embargo, al final, recalcó promiscuamente que al grupo que representaba le bastaba que se le redefiniera el programa de bachillerato que los matriculó, pues hasta donde se alcanza a interpretar, dinero no pedían.

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Ver como se les convierte el fin en medio, nos hizo pensar que una parte de la juventud, ensimismada como está de alcances mediáticos o de uso de redes que inescrupulosamente usan como decodificadores del poder, no alcanzan a comprender que precisamente esa manera de compararse para obtener un uso ilegítimo de los recursos públicos, es el campo minado que ideológicamente la sociedad triunfalista deviene en frustración cuando lo introyecta en las personas vulnerables por antonomasia: los pobres.

Twitter: @JNMIJANGOS

(Publicado en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 06/09/2019, p. 7A)