José Noé Mijangos Cruz
animalpolitico.com |
Toda persona
puede dedicarse a cualquier actividad sin consecuentar permiso especial,
imponerse el crédito moral que desee, alternar con la fama pública que
considere conveniente agenciarse. México se puede dar el lujo de ser uno de los
pocos países donde la promiscuidad del oficio ampara a una profesión blindada
para ser reconocida la persona que ostenta funciones especiales en la sociedad
que produce la riqueza nacional. Así es como le convino a Eduardo Medina Mora
jugar con la promoción personal que sobradamente le ofrecía el México de las
componendas y del sistema político de las argucias legales.
El aparato de
Estado, al sumársele Medina Mora como servidor público, tenía previsto una
carrera de oportunidades ventajosas para quien el tiempo no le perdonó llegar
tarde a la repartición de cargos públicos. De los cargos que ostentó, sólo el
diplomático podría condecorarle con honores, pero su perfil proveniente del “sistema
de delatores” ni siquiera eso le pudo allanar las asperezas que traía consigo
participar del espionaje ante quien la genuflexión mercenaria fue un comportamiento
natural en quien fuera ministro hace apenas unas horas.
heraldodemexico.com.mx |
Su llegada al
Poder Judicial Federal, prevista por la travesía torpe que declara en papel el
cómo autorizar la definitividad del puesto, no fue la excepción para que en el
2015 Medina Mora nos azotara en la cara un portazo de impunidad y escalamiento descarado
de que se sostenía a la vieja usanza: una terna que iba a entrar “de sedal” en
la asamblea que representa los intereses del pacto federal y que involucra a
los poderes públicos de la federación. El Senado mexicano funcionó como ha
funcionado desde siempre: comporta ser la unidad de trámite del ejecutivo
federal.
Desde luego
que existe conflicto de interés al ejercer un puesto judicial, proviniendo de
una agencia federal sobre seguridad nacional (CISEN). Pero al México del “no
pasa nada” no le bastó restregarnos su condición afectada por esta racha de
toxicidad moral, de pasar de ser espía a ser ministro de la Corte que le permitiera
resolver con facilidad (por su resabio de clandestinidad de la información a la
que tuvo acceso cuando fungió al frente de aquel organismo) el cúmulo de expedientes
judiciales, al estilo del oportunista que sin el carácter de “defensa técnica
legal” se mete a los juzgados representando intereses mediante terceros, mismos
que se prestan a conseguirle a aquel, triunfos ilegítimos.
posta.com.mx |
El “ministro
espía”, de esa manera, estuvo cómodo durante todo el régimen que lo promovió en
la Suprema Corte de Justicia, pero no contó con que la Unidad de Investigación
Financiera del SAT se percatara que jugosas sumas de dinero le fueron
depositadas sin ser congruentes como tales en la declaratoria patrimonial. El
ministro asumió, sólo entonces, que si le comprobaba el origen de esas
ganancias ilícitas, su carrera peligraba, situación que lo llevó a presentar su
renuncia y mantener el misterio del curso de la investigación, hasta donde
salir a flote lo deje respirar por algún tiempo.
eluniversal.com.mx |
La llegada de Medina Mora a la Corte constitucional
y de casación mexicana, sólo se puede advertir, en el entendido de que conocía
secretos que sobradamente podía involucrar a personajes clave del gobierno
mexicano de los regímenes anteriores, lo que hace comprender que pedir lo que
quisiera se le podía entregar al estilo “Edgar
Hoover”, en un manoseo de la información que se documentó por años en esa
agencia policiaca revestida de investigación cuyo calificativo es más la
antesala de la transgresión policiaca y el control del acallamiento de voces
por medio de la extorsión. Cuatro años de un total de quince, cumplió al frente
de la SCJN, compelido como estaba, de un asedio de la unidad fiscalizadora y de
la personalidad justiciera del Ministro Presidente, que ya ha dejado claro que
no tolerará distorsiones a la Ley de parte de integrantes de ese colegiado.
Twitter: @JNMIJANGOS
(Publicado en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 11/10/2019, p. 6A)
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