El efecto sancionador ya llegó a
uno de los estados donde las fuerzas de seguridad se conocen como las más
despiadadas a la hora de hacer cumplir medidas restrictivas que a algún
mandatario se le ocurre por mimesis gubernamental. No es casual que en Oaxaca se
apoye la instancia gubernativa, de esquemas que importa de otros estados o de
países que han aplicado supuestos modelos sanitarios para evitar la propagación
por contagio ante la amenaza pandémica. El gobierno de Oaxaca se adhiere sin
recelo ante una medida que como dijera López-Gatell: no ofrece evidencia
científica de ser efectiva a la hora de usarlo para contrarrestar los efectos
del Coronavirus.
imparcialoaxaca.mx |
Los políticos oaxaqueños han
llegado a la conclusión que el uso del cubrebocas podría ser parte del “outfit”
en sus ritos discursivos, al grado que sin ser necesario en la transmisión
remota de videograbaciones, su uso refuerza la creencia que el temor al
contagio es relativo, comparado con la pérdida de credibilidad de un gobierno
que conserva mitos; base de sus ingresos arribistas. En el Istmo de
Tehuantepec, incluso, ya se confeccionan cubrebocas con motivos istmeños, un
fetiche que contraria la base artesanal de los textiles, bordados y tejidos,
cuya finalidad es el arte decorativo en prendas comunes, y nunca cedería
espacios a partes del cuerpo que trasgredieran la base contextual de la función
en el atavío comunal: transpirar el calor común a estos lugares de planicie
costera.
jornada.com.mx |
La sociedad que vive en
territorio oaxaqueño, no se equivoca cuando contraviene determinadas reglas que
atentan contra la movilidad social o privilegian las sanciones como recursos
que satanizan a las minorías, que generalmente se comportan como “no
alineadas”. El humor social ante este tipo de amenazas es de escepticismo
colectivo pues crea una conciencia de que a la línea de mando sólo le interesa
cumplir la orden, después de juzgar a las personas, juzgar la actividad laboral
a la que uno se dedica y adecuar una pena sancionadora que pudiera escalar a la
causa privativa de libertad por tiempo prolongado.
primeralinea.mx |
Adaptar una sanción
administrativa al desacato de uso restrictivo del cubrebocas, significa
penalizar una situación que atenta contra el derecho humano a la libre
personalidad. Una cosa es no llenar los hospitales con infectados cautivos, y
otra muy diferente es encasillarlos como presuntos infractores de la ley: un
retroceso iatrogénico que la medicina no debe consentir. Considerando que la
Corte de Justicia mexicana pudiera intervenir para interpretar qué otro derecho
se debe ponderar para revertir los principios de orden público, bien común o
seguridad jurídica, adaptar un patrón internacional como el uso del cubrebocas
a contextos que deben considerar estudios particulares pormenorizados,
evidencia una justificación política y no sanitaria. Además, el artilugio del
cubrebocas ha sido sobrevaluado en el mundo, e incluso a muchos empresarios
mexicanos ya redituó ganancias desmedidas.
nssoaxaca.com |
El dato curioso que ofrece Servicios de Salud de
Oaxaca (SSO) para justificar el uso del cubrebocas, ha sido que el mayor número
de contagios se dan en plazas públicas, dato que nunca ha sido apoyado por
algún estudio serio sobre el tema. De esa manera, el gobierno oaxaqueño se
convierte en ocurrente, concluyendo situaciones que no reflejan su medición
exacta, sólo expresiones comunes que se le pueden ocurrir a cualquier
observador ingenuo.
Twitter: @JNMIJANGOS
(Publicado en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 23/04/2020, p. 6A y en El Heraldo de Coatzacoalcos 23/04/2020, p. 14.)
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