lunes, 25 de septiembre de 2017

EL ISTMO Y SUS RÉPLICAS SÍSMICAS

José Noé Mijangos Cruz

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El Istmo de Tehuantepec se resiste a pasar a segundo plano, luego del protagonismo que le autorizó tener a la figura presidencial por estas tierras desde lo acontecido el 7 de septiembre. El sismo que sorprendió a la Ciudad de México por segunda ocasión, en la misma fecha, 32 años después, generó que las escasas aportaciones que venían llegando a aquella región, suministros que en volumen llegaban en forma de víveres y medicamentos, se interrumpieran hasta que las condiciones devenguen visos de control sobre el abasto ante la contingencia.

Algunas organizaciones, escasas a estas fechas, aunque siguen circulando ese tipo de beneficios en la región del Istmo, consideran agotada su tarea, luego de que los albergues que se instauraron para darle cabida a los damnificados cuentan con lo necesario para atender sus necesidades, que cubren el mínimo básico, en espera de obtener condiciones de rehabilitación, remoción o construcción de sus viviendas. En Juchitán, las despensas no han agotado la vida comunal. Los comedores comunitarios que existen en la novena sección, son un ejemplo de que se vive con el ánimo generoso por restablecer sus jornadas a partir de obrajes que requieren tecnología que ellos mismos hacen funcionar y un capital que se logra a partir del ahorro familiar.

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En Juchitán, el mercado vive en el parque municipal. Hasta este viernes lucía un abasto importante de víveres a precios controlados, cuya diversidad hacía encontrar gran parte de los artículos de la dieta de un poblador istmeño promedio. Es una comunidad donde los hornos para preparar pan, pescado, comixcal o totopos, reclaman a la economía local su normalización inmediata, pues con los recientes sismos muchos hornos istmeños resultaron dañados y cuya reparación no garantiza su cabal funcionamiento.

La economía tradicional de Juchitán y de las comunidades del Istmo de Tehuantepec, es quien está abasteciendo a las familias de esta región. El trabajo del comerciante minorista que se avitualla de fletes foráneos suma puntos a favor de los lugareños que pueden conseguir artículos para el sustento diario. Los supermercados y las tiendas de conveniencia franquiciatarias eluden su responsabilidad de abasto, no obstante que el capital invertido se encuentra asegurado. Las despensas, así como guarniciones para hacerle frente a la intemperie (lonas y colchas) se han traducido para los gobernantes, en desidiosas e insidiosas (se da y se recibe a conveniencia, según lo demande el contexto), administrándose la dotación como si se le vendiera austeridad a quien la padece, aunado a medidas raquíticas para disponer de créditos morales a quienes necesitados de evidencias para mantener su prestigio conseguido en razón de una desgracia nacional, requieren posar para la foto.

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La reconstrucción del Istmo es mayúscula y se teme que ahora lo aportado por fondos internacionales que operan a manera de seguros en materia de siniestros, sean redistribuidos a lo largo y ancho del país, no obstante se haya logrado a partir de una magnitud sufrida en la escala de Richter en el orden de los 8.2 grados, cuyas comunidades afectadas son solamente los 41 municipios oaxaqueños documentados aquella noche del 7 de septiembre.

En Asunción Ixtaltepec, el puente emblemático que lo unía con El Espinal ha pasado a la historia, donde se notó sólo la orden de no transitarla, sin que se supiera su destino, como se debe proceder ante una sociedad informada. Además el río bajo ese puente, se está llenando de cascajo, sin hacer conciencia sobre una probable represa que magnifique las inundaciones ante los meteoros que siguen haciendo presencia en la zona.

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El Istmo de Tehuantepec amaneció sobresaltado este sábado. La memoria colectiva se debatió entre la ansiedad y la frustración: otra vez reportarnos con los familiares para informarles que estábamos vivos, otra vez el desabasto de artículos básicos, otra vez las señales de telefonía móvil restringida, otra vez la deselectrificación, otra vez taxis y mototaxis creyéndose indispensables para la travesía extraordinaria. Gente saliendo y entrando a colonias donde viven sus parientes con patios o terrenos para alojarse temporalmente. El miedo nos atacó con fuerza. ¿Otra vez la libraremos?, se escuchó musitar en nuestra conciencia.


Twitter: @JNMIJANGOS

(Publicado en El Universal http://www.eluniversal.com.mx/articulo/noe-mijangos/nacion/el-istmo-y-sus-replicas-sismicas en The Mexican Times http://themexicantimes.mx/el-istmo-y-sus-replicas-sismicas/ y en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 25/09/2017, p. 6A)

miércoles, 13 de septiembre de 2017

EL JUCHITÁN DE FERRATER MORA

José Noé Mijangos Cruz



La comunidad de Juchitán no era conocida con la solidez de una población en donde la pujanza urbana, comercial o social, hubiera aparecido con esa fuerza que prevalece en las metrópolis. A no ser que la política se instalara como ocurrió hace unas décadas, Juchitán vivía de la emoción local en una trinchera artesanal. A Juchitán le acaba de pasar lo que alguna vez sugirió para la comunidad catalana el académico español radicado en los Estados Unidos Ferrater Mora: que un terremoto se hiciera presente en la Generalitat del entonces presidente Jordi Pujol para que esa región autónoma se diera a conocer.

Juchitán ahora recorre el mundo ante un escenario inédito: su población sufre un terremoto de 8.2 grados Richter, en donde la mayoría de las viviendas se afectaron considerablemente y en donde el luto pesa con esa nebulosa de dislocación ambiental que circunda sus calles y el zócalo tradicional. Juchitán se encuentra acaparando la noticia ante una situación que lo ha llevado a ser el discurso preferido de la política, ante una porción de esa sociedad que resiente su dolor en la desesperanza, la incomprensión y la falta de desempeño meteórico de sus autoridades.



El centro de la ciudad de Juchitán, Oaxaca, lugar emblemático por su concurrencia permanente, está en una situación de deterioro que impide habitarse, incluso, arremolina a sus pobladores pero ahora para servir de culto a la catástrofe y no para la plática amena y la reunión social. Los daños son cuantiosos y el luto sólo quedó en la bandera izada en los primeros minutos del viernes por un habitante que se aprestó el duelo ante un promontorio de sutilezas que contaban la historia y la gallardía de sus habitantes, aunque la sencillez de vida que llevaban no robara el protagonismo que ahora algunos medios de comunicación y familias encumbradas de este lugar pretenden robar sin ningún escrúpulo. La declaratoria de zona de desastre debe elevarse al nivel de enviar recursos urgentes para comenzar los trabajos de rehabilitación de accesos principales, barrido de escombros, demolición de casas inhabitables, construcción de inmuebles y readecuación de edificios públicos.

Juchitán es su gente campirana, sus artesanos, sus artistas, en una comunidad que todavía conserva la templanza de una raza que empieza con lucidez sus labores matinales, una comunidad que festeja en las calles sus danzas y sones que pendulan esas vestimentas únicas al compás de una altiva paisana y un acompañante que coordina su atuendo con su esfuerzo cultural legado centenariamente. Al Juchitán de Ferrater Mora, también se le anota Unión Hidalgo, Asunción Ixtaltepec, Ixtepec y Salina Cruz, entre otras localidades. Comunidades que fueron minimizadas por alguna razón de desinformación extendida hacia autoridades federales, estatales y municipales.

Los que habitamos este lugar, vivimos una noche comprometida aquel fatídico 7 de septiembre. La situación era de descontrol general. Personas deambulaban por las inmediaciones de Juchitán pretendiendo alejarse de este lugar que alguna vez los cobijó. Alejarse de Juchitán fue la idea más sobresaliente. Los que se quedaron, generalmente eran habitantes nativos de Juchitán que querían disponer de recursos para auxiliar a sus familiares, pero los recursos eran escasos. El servicio público de transporte colapsó, ante la amenaza sumada de delincuencia avalada por la oscuridad de la noche y la deslectrificación. Ya de por sí la delincuencia desatada del Juchitán de Ferrater Mora venía encumbrándose desde hace un buen tiempo, lo que puso a los habitantes en ascuas tras el uso de la fuerza pública municipal sólo para hacer presencia continua en su zócalo o zonas céntricas, ocupando la periferia esa misma policía sólo para distribuir personal desde su cuartel y hacia su cuartel.



Pocos hemos recorrido sus áreas céntricas. La tristeza y la preocupación de otro movimiento semejante al del jueves 7 de septiembre, sigue viviendo entre sus ocupantes. La zona de La Riviera, donde se encuentran viviendas de interés alto, sufrió daños inmensos, pues se encuentran colapsados algunos inmuebles y otros con daños en bardas y paredes. Los vidrios astillados se notaron en Harmon Hall, centro de enseñanza que se encuentra en esa misma zona.

La venta de pánico es fluctuante en el ambiente juchiteco. Mayor pánico genera mayor utilidad de las ventas a precio alzado, además que propicia mayor encubrimiento de ayudas presuntamente humanitarias que traen aparejados tintes políticos de grueso calado.

Twitter: @JNMIJANGOS

(Publicado en El Universal 13/09/17 http://www.eluniversal.com.mx/columna/noe-mijangos/nacion/el-juchitan-de-ferrater-mora y en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 11/09/2017, p. 6A)