TIEMPO LIBRE Y OCIO
José Noé Mijangos
Cruz
Stephen Hawking llama la atención
al mencionar que lo peligroso de un sistema capitalista, no es en sí misma la
automatización, sino la injusta distribución de la riqueza. Hawking retoma el
uso de la tecnología, a la que le resta el encono de la satanización, pues en
su nombre la automatización se ha convertido en el elemento a perseguir por la supuesta
marginalidad en la que pone al obrero desplazado. Cuando un inglés como Hawking
dice algo como eso, inmediatamente los medios de comunicación traducen ‘tiempo
libre’ como ‘ocio’. No dudo que un pensador tan limpio como Hawking lo haya
dicho, así, de esa manera, aunque en ese ambiente a los eruditos les da lo
mismo generalizar que especificar; la idea es clara, aunque su traducción sea pobre.
Herbert Marcuse puntualizó que
‘tiempo libre’ era una cosa distinta del ‘ocio’. Justamente Hawking plantea una
respuesta a una pregunta que le hiciera un cibernauta privilegiado luego de
pasar los filtros de un chat reconocido. Y esa respuesta es la que dio Marcuse
hace muchas décadas: la justa distribución de la riqueza o el capitalismo
agresivo, eran las bases para estar en uno u otro estadio: el ‘tiempo libre’ o
el ‘ocio’. Ahora que una u otra expresión se usa de manera indiscriminada, la
descripción de ambas, vale la pena zanjarla.
La industria bien puede pensarse
en términos de fertilidad para la transformación social, aumentando la
capacidad productiva, ofreciendo capitales para el ahorro en forma de créditos,
posibilitando el mantenimiento de la planta productiva nacional. O bien, puede
pensarse en forma de mezquindad social, reduciendo incentivos sociales de la
producción al mínimo, limitando la capacitación de los puestos de nueva
creación o de expansión funcional, creando figuras fiscales para que la renta
del trabajo se cubra en perjuicio de los que menos tienen. El ‘ocio’,
precisamente se consigue, aplicando el interés al capital sobre la producción.
Viéndolo de esa manera, el ocio tiene un trato interesado en la oferta lo que
le concede al ocupante un trato diferenciado ilegítimo (Revisar mi artículo
“Dispendio y justificación del gasto público”, publicado el 23 de septiembre).
En cambio, el ‘tiempo libre’ es desinteresado. Su tratamiento en el área ocupacional
lo plantea un rendimiento en la producción que no siendo evaluado, crece en
creatividad y se comparte sin producir la plusvalía al que toda renta por el
esfuerzo (aplicado por el capitalismo) debe resarcir. El ‘tiempo libre’
comparte, desde una instancia terapéutica y propedéutica, una noción
humanizadora de la renta del trabajo en la producción. No consume, comparte,
colabora, induce motricidad al elemento humano desde la libre determinación que
cada conciencia aporta.
Es muy diversa la fuente que conduce
los destinos del ‘ocio’ y la que induce el ‘tiempo libre’. Incluso, la
expresión cambia según quién la dice. Muchos nos aventuramos a procesar el
lenguaje que la empresa del ‘ocio’ nos proporciona: créditos suntuosos, para
obtener patrimonios caros y opulentos. Supuestos bonos al consumidor, ofrecen
excedentes en la ganancia al capital invertido, lo que al no ser fiscalizado
termina en la ‘sana’ finanza de la empresa que lo administra. Con la industria
del ‘ocio’ operan bancos, empresas emergentes, subsidiarias de capital
extranjero, fiduciarias, hipotecarias, industrias de la diversión, operadoras
turísticas, transportes especializados, y hasta cooperativas que se alquilan
como prestadoras de servicios.
La figura del ‘tiempo libre’ no
produce renta de la aportación cultural que induce, pero en procesos
productivos que la convocan, sostiene periodos de formación continua en materia
de vida estable, no condicionada al gasto, afirmándose como estadio productivo
que involucra la participación ciudadana y despertando el interés participativo
para la contribución no condicionada. Muchas sociedades han vivido así, y su
resistencia ha contribuido a crear comunidades autónomas, antes estigmatizadas
y ahora alentadas para el cambio democrático.
En México, la crisis chiapaneca
de 1994, despertó a un México que sólo tenía sentido en términos de capital e
interés del capital. El desarrollo sustentable, es ahora una realidad a partir
de aquella experiencia. En Oaxaca, algunas comunidades producen en su seno la
participación en términos de ‘tiempo libre’, aunque su asombro por los grandes
capitales aún no les permita resistirse a la gloria del interés sobre el
capital.
Twitter: @JNMIJANGOS
(Publicado en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 21/10/2015, p. 12A, replicado en NOTICIAS Voz e Imagen de la Cuenca, p. 8A)
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