José Noé Mijangos Cruz
La mejor tarea de un gobernante es la de buscar efectos legales del pasado a la historia moderna o contemporánea. En el año 2007, fue hallado frente a las costas de Portugal un cargamento de preciosas piezas en oro rescatado por buscadores de tesoros de nacionalidad norteamericana (Odyssey), por la que España interpuso una reclamación que finalmente decretó su devolución. Aunque su hundimiento apenas sucedió a principios del siglo XIX, el cargamento con diversas piezas esculpidas entre las que se encontraban monedas acuñadas en Perú, de la fragata “Nuestra Señora de las Mercedes”, estuvo envuelto en un litigio en jurisdicción estadunidense. España lo reclamó y no se sospechó siquiera alguna expresión de inverosimilitud de ese hecho que acaeció tras el hundimiento de esa embarcación española en aguas del Atlántico, durante el todavía periodo colonial.
Nuestro gobernante reclama patrimonios intangibles que en la legalidad distan de ser reivindicatorios, a menos que se ubiquen hechos específicos de explotación respecto de indígenas particularmente diezmados de manera sistemática o estados bancarios como el de San Carlos sobre Cajas de Comunidad que no reportaron el beneficio esperado, para lo cual la prescripción pudiera tener sentido de invalidez. El profesor Guillermo Floris Margadant, menciona el reclamo del cambio de cauce del Río Bravo que operaba en perjuicio de México en la colindancia limítrofe con Estados Unidos, desde la tribuna legal que la reivindicó cuyo cumplimiento ocurrió finalmente en 1962, evitándose en todo momento recurrir a un simple exhorto político.
Consideremos que la clase política mexicana actual mantenga a la historia como innovación que este régimen desea aportar, como lo demuestra la dupla Gutiérrez Mueller-López Obrador. La pregunta que nos haríamos sería si es posible un mundo de reivindicaciones que el Jefe de Estado español, es decir el Rey, considerara para el mundo de habla y cultura hispana en materia de resoluciones legales admisibles. Mi respuesta sería que sí es probable eso. España desde la Corona y la Presidencia podría ofrecer doble nacionalidad a los pobladores de países latinoamericanos, contribuyendo así a la polisemia del habla y a la mescolanza de razas que promete agallas a la diversidad cultural.
El tuit de Pérez-Reverte sobre los calificativos de imbécil o sinvergüenza al Presidente de México, se cocinó por el tono romántico de una vendetta de honor al que retó al mundo español López Obrador. Pérez-Reverte, miembro de la Real Academia Española, claro que consideró una excusa inoportuna que se maneje desde el tono político una instancia que debería ser legal, debido a lo informal y general del planteamiento y no provocar la relatoría legal que se ofrece como prueba irrefutable ante un tribunal de jurisdicción hemisférica.
Ofrecer disculpas es en sentido político una preocupación estética, que no deviene en obligación para el infractor. Lo legal, aunque nos inoportune el tono dramático de la reclamación, demuestra sentido profesional del oficio político, racionalización al recabar documentos de prueba y razonabilidad de los criterios jurídicos implícitos. A este tiempo, el derecho convencional obliga a ubicar los espacios de conflicto a lo largo de la historia, no importando si las instituciones mutaron: si anteriormente se llamaba Corona de Castilla y hoy Reino de España o Gobierno Español. Las diatribas en los espacios de opinión se ofuscan por desterrar hechos a partir de un cambio de estatuto, cuando en realidad para algunos efectos jurídicos son curiosidades que se develarán ante instancias de consulta y dictámenes legales, que como en ocasiones sucede, pueden terminar en pruebas paleontológicas.
Twitter: @JNMIJANGOS
(Publicado en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 28/03/2019, p. 6A)
(Publicado en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 28/03/2019, p. 6A)
