domingo, 31 de enero de 2016

JUCHITECOS, EN TRÁNSITO A LA MODERNIDAD

JUCHITECOS, EN TRÁNSITO A LA MODERNIDAD

José Noé Mijangos Cruz

Siguiendo la tendencia de los laicos sonorenses (Aguilar Camín dixit) que ya figuraban en el concierto político nacional, Juchitán obtuvo su carta de naturalización ‘secular’, desde que se consolida el liderazgo de Heliodoro Charis Castro, aproximadamente por el año de 1919. Aunque alguna revisión de la literatura sociológica lo ubica como un cacique regional, habría que reconocerle su visión participativa en un momento clave del proceso posrevolucionario, luego de intervenir en batallas si no decisivas, por lo menos interesantes en el terreno militar, muy cercano al caudillo sonorense asesinado en Coyoacán; batallas que también lo llevaron a tener cercanía con quien ahora vive entre los istmeños en un busto memorable en Ixtepec visitado ante la indiferencia de los lugareños: Joaquín Amaro.

Juchitán ha jugado bien su carta de ‘secular’, debido a que en ocasiones ha justificado su situación de religión titular, aludiendo al santo patrón de los juchitecos no conversos: San Vicente Ferrer. Más recientemente, después de su incursión en los gobiernos municipales desde la oposición al gobierno priista, los gobiernos juchitecos han sido tolerantes y hasta han promovido (el actual presidente municipal Saúl Vicente Vázquez aparece en algunas publicaciones de Facebook, ante el podio dominical de alguna religión protestante) la intercesión de religiones no afines al Vaticano, generando una avalancha de sectas fundantes en buena parte de su metrópoli. Los seculares puros, aún no existen como algo evidente, pero se encuentran en formación, sobre todo los ‘gnósticos’, pues la conciencia de bastarse a sí mismos como progresión social, se ha frenado por la rentabilidad que llega a tener la demanda de servicios religiosos prestados bajo medidas de privilegio.

En 1983, tras el despliegue militar en el ayuntamiento opositor juchiteco (Sergio Zermeño dixit), se propicia un detonante de preocupación para el régimen en turno, que percibió ese brote como una neuralgia que podría impactar a buena parte de la región. No fue así. Los efectos que contrarrestaron este deslinde juchiteco, se hicieron notar con la correa de transmisión con que el gobierno de Oaxaca contaba para impedir su propagación: Santo Domingo Tehuantepec y Salina Cruz. Los subsidios a estos dos municipios, que en contraste los sumió en más depresión financiera, actuaron sobre todo, como muelle propagandístico de que la rebeldía juchiteca no tendría futuro. Incluso, durante la ‘guerra sucia’ que se implementó para su desgaste combativo, hizo que algunos líderes de la COCEI perseguidos, crearan una estrategia de no hacer visible sus movimientos, allegándose de medios que blindaron sus intereses, que aunque escasos, deslegitimaban la persecución policiaca y militar a estos agentes del cambio en Juchitán. Fue así como de gobernador de esos años, Pedro Vásquez Colmenares fue promovido a dirigir la dirección de investigación y seguridad nacional (DISEN).

Con el tiempo, los ‘subversivos’ se han convertido, como una compensación peculiar de administrar los recursos municipales y legislativos, en empresarios o por lo menos en sujetos con comodidades patrimoniales en crecimiento, llegando incluso a tener casas de diseñadores o desarrolladores inmobiliarios e inversiones de capital. La política para los ‘subversivos’ se ha deslucido, luego que Héctor Sánchez López lo depreciara en sus viajes presidenciales zedillistas haciendo turismo parlamentario, alentando la disputa de los sobrevivientes de aquella generación de luchadores sociales: piden también su parte de aquella demanda por trascender su lucha, algo así como exigir el pago de bonos por impuestos de guerra. Es probable que dos de ellos no pidieran nunca nada a cambio: Víctor Yodo, a la postre ‘martir’ y Enedino Jiménez, sin ambiciones desmedidas.

Desde la comisión política del PRD, los juchitecos operaban para que las suplencias a las senadurías, las diputaciones plurinominales y las diputaciones locales, se dieran a las huestes de la COCEI, en donde los ex presidentes municipales de Juchitán o líderes morales de la COCEI se vieran beneficiados. Incluso llegaron a ser el 1-2 en la senaduría 2000-2006, la fórmula propietaria y suplente de la primera minoría con Daniel López Nelio Santiago y Oscar Cruz López, pues a la muerte del primero, el segundo juchiteco ya estaba listo para seguir dejando a Juchitán en el mismo plano del fuero ‘patricio’.

Juchitán se toma su tiempo para crecer y apostarle a seguir fortaleciendo a su sociedad crítica. Nada le acelera el paso. De hecho, un punto a su favor, ha sido cuestionar lo que llega de lejos sin despreciar la modernización. A diferencia de Santo Domingo Tehuantepec, el poblado de Juchitán se basta a sí mismo para saber que existe, no se inventa un pasado, ni se asegura un porvenir acrítico (Carlos Fuentes dixit). A diferencia del Salina Cruz ‘queda bien’, Juchitán se toma su tiempo para cuestionar lo que prevalece como agenda pendiente, desalienta triunfalismos exacerbados y motiva una paz que sabe por qué no reclama ciertos espacios de rapiña institucional: un distrito que a nivel federal es ganado por el PRI como señal del ‘no pasarán’ que si bien no la COCEI, pero sí el PRD gana, como trueque superlativo en el distrito colindante, el V, que en los últimos trienios ha correspondido representar a Carlos Altamirano Toledo-Carol Antonio Altamirano-José Antonio Estefan Garfias: beneficiados de la pobre colonización coceista en ese distrito, de líderes mercenarios de diversas procedencias y de cúpulas perredistas que se prestan a negociar el tráfico de decisiones de la información de la que se tiene noticia de primera mano.

Twitter:@JNMIJANGOS

http://www.noticiasnet.mx/portal/oaxaca/opinion/local/326164-juchitecos-transito-modernidad
(Publicado en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 31/01/2016, p.11A)


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