viernes, 12 de agosto de 2016

EL GÜERITO CUCURUMBÉ

EL GÜERITO CUCURUMBÉ

José Noé Mijangos Cruz

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Pasadas las elecciones estatales en la que aquel 5 de junio el Partido Acción Nacional (PAN) se llevó 7 de las 12 gobernaturas (tres en alianza con el Partido de la Revolución Democrática, PRD), el presidente de esa organización política Ricardo Anaya Cortés, viene envalentonándose de que su partido abanderó varias causas importantes que dieron como resultado el triunfo de estos gobernantes electos cuya acción colectiva vinculó personalidades polémicas como Yunes en Veracruz, Corral en Chihuahua y Cabeza de Vaca en Tamaulipas. La defensa verbal que Anaya predispone como un ensayo heredado por el panismo rancio, también hace temblar a sus homólogos de los otros partidos políticos que como el priísta, no obstante su ascendencia burócrata, no le duraba más de tres minutos a Anaya en una discusión ante las cámaras de televisión. La pigmentocracia (si soy blanco, soy pudiente y temo que contrastes conmigo por mi determinismo racial) hizo blandir opiniones temerarias que pueden comprometer el desenlace del PAN rumbo a la carrera presidencial de 2018.

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En realidad, la candidatura de Margarita Zavala es importante en este tramo de la definición por ascender en la tabla de posiciones, pues desbancar al PRI se asoma como posibilidad por algunas razones de peso: 1. Ser mujer, cuando la “afirmación positiva” de género (ascenso deliberado para la mujer debido al trato diferenciado legítimo) se encuentra en su punto álgido y México ya requiere una gobernante que figure en los conciertos internacionales como el caso chileno o el caso alemán, 2. Su curiosidad política si no es destacada, por lo menos es moderada, cuidando las proporciones cuando se abocó a instancias de poder y gobernabilidad, y alejándose prudentemente de los excesos de su marido, 3. Su probable opositor inescrupuloso lo es el mismo Anaya, aunque las formas partidocráticas ya no esperarán más la cuota de género que en el PAN se la deben a quien la desee detentar, 4. De ganar la selección interna Margarita, obligaría al PRI a modificar su apuesta inicial de proponer a Nuño y podría incluso subir al podio Claudia Ruiz Massieu, 5. La obsesión de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), antes atractivo personaje político ahora tendría la desventaja de la “afirmación positiva” en su contra, obligándolo a presentar una candidatura congruente con esta posibilidad de oferta electoral.

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La dote de orador experimentado de Ricardo Anaya, muestra una evidencia que los mexicanos no buscamos, porque nos desentendemos con la aspiración de estas vetustas organizaciones políticas que para el caso mexicano, sus dirigencias no han conseguido esgrimir favorablemente a sus bases sociales la legitimidad que alguna vez se esperó en sus sedes nacionales. Si bien logró el derrumbe temporal (un asunto más de ilegitimidad partidista) de Manlio Fabio Beltrones, que lo situó como su perdedor por antonomasia, y que como un animal de caza no lo dejó balbucear porque ya lo tenía medido en su falta de condición discursiva (dada su longevidad acendrada en la dirigencia nacional del PRI), Anaya no es atractivo para muchos mexicanos que miramos fuera de las ciudades más que el amago mediático de justificar su llegada impaciente a una de las carteras que los panistas con tino y juicio le atribuyen principios ineludibles de sus fundadores.

El panismo nunca ha estado peor, pues sus ahora gobernantes electos traen aparejadas sendas investigaciones que en próximas fechas se sobreseerán o se confirmarán, y ante ese impasse no se puede dar el lujo de reunir pulcritud donde no se supervisó su cumplimiento, ni se puede asumir un triunfalismo determinante donde sólo las cifras le adjudicaron una ganancia que no pudo ser de otra manera, considerando que sus opositores le ayudaron a subir las cifras electorales por las desatenciones sociales que los Duarte’s de Veracruz y Chihuahua y Egidio Torre de Tamaulipas le ayudaron como una noria a llevar agua a su molino. Pero Anaya quiere ocupar un lugar que un público zombie le otorga cuando le cree su postura de ganador indiscutible, estando las cifras como están, y confundiéndose las clases políticas en las fiestas que la Casa del Jefe Diego se pitorrea en mostrar como un lugar donde hasta Carlos Navarrete del PRD puede degustar tan ominosas viandas y el reportaje en Periscope de Xóchitl Gálvez se trasluce como formando parte del personal de servicio incluido en el banquete. ¿De qué nos quiere presumir el güerito Cucurumbé?

Twitter: @JNMIJANGOS

(Publicado en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 12/08/2016, p.10A)

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