martes, 18 de octubre de 2016

EDGAR MORIN EN OAXACA


EDGAR MORIN EN OAXACA

José Noé Mijangos Cruz



José Antonio Aguilar Rivera, ya ha relatado el ficticio peregrinar de Alexis de Tocqueville por tierras mexicanas, intentando discurrir sucesos que si bien son el resultado de la especulación tardía de un ensayista como el casi homólogo del fallecido cantante de la canción popular mexicana, provoca un complejo mundo de futuras inclinaciones democráticas en este territorio indómito. Desde la muy personal óptica de este columnista, ahora le corresponde a Edgar Morin hacer lo mismo pero en tierras oaxaqueñas, un perímetro de historias tan complejas como el tipo de pensamiento que este pensador francés destierra de Europa con destino a la variopinta casa indígena por excelencia: Oaxaca.

Basada en una probabilidad de apariencia en retroceso, Oaxaca es un típico candidato de la “neguentropía” moriniana (regreso a las formas humanas, por los mismos canales por donde se posibilitaron las experiencias de presuntos avances productivos desde el capital y la industria). Esa ilusión óptica de que no avanza, hace de Oaxaca un espectáculo de inclinación preferida de los europeos que gustan de la excentricidad, exoticidad y toxicidad, cuya naturaleza estremecedora, contempla un cóctel de insumisión y oferta de cambio.



La educación oaxaqueña, es el modelo de pieza original, irrepetible y que todavía en uso, le impide ser pieza de museo. Morin, al pisar Oaxaca, respiro una honda belleza de ocultos aromas que decantaron en una experiencia única e irrepetible. Le provocó estremecimiento los colores de un indigenismo que basada en una decoración protagónica, no permite copia extravagante y luce tan leal a su tradición mesoamericana, que forja un mundo cultural que se sostiene en el caos, en lo arrojadizo y que compromete en la causa social su enérgica pureza de ausentismo político.

La explicación sobre una educación sana, cautivó a un Morin perplejo y emborrachado en Oaxaca de inconciencia popular, cuyo honor a su causa verdadera le ha privado a Occidente de su verdadero encubrimiento fundacional. Morin buscó un lugar que le permitiera a sus habitantes un gozo desde la incertidumbre contemplativa. No se le antojaron los casos de éxito de los bachilleratos públicos, menos el folklore de exportación. Morin robusteció la idea de una nación sociológica que recalcara la esencia de la dignidad apartada de lo occidental. Fiel al legajo emancipador de la crudeza con que algunos pueblos zozobran sin extinguirse, a Morin se le facilitó esa huida existencial de los oaxaqueños sobre encargos infrahumanos que meditan la realidad trashumante.



Para Morin, la sección 22 no era Oaxaca, como menos lo era el Instituto Estatal de Educación pública de Oaxaca. Tampoco lo emocionaron los “niños triquis”, una experiencia genuina al comienzo de tan novedosa carrera deportiva que pronto se convirtió en marketing fiduciario de catálogos comparativos para demostrar una competencia con división internacional del trabajo: un retroceso a las formas de pensamiento complejo moriniano. Morin se reunió en un café céntrico de la ciudad de Oaxaca con Peter McLaren, lo reconoció por su barba de chivo y esos lentes a la John Lennon. Peter le interroga que muchos detractores de la postura crítica Mclareniana, leen a Morin desde la vascularidad del mundo pacífico. McLaren aprovecha la ocasión para preguntarle si la lectura de Morin es indiscutiblemente una lectura pacífica. Edgar Morin responde moviendo la cabeza en signo de oposición. Morin responde que su criterio emancipador es en todo caso libertario, abarcador, complejo y humanamente exigente. Exige una cautelosa manera de preservar la libertad personal, el proyecto de vida, negando todas las formas de opresión humana.

A su paso por los portales de la Ciudad de Oaxaca, Mario Blacutt fue reconocido por Peter McLaren. Recordaron los tiempos en que ellos representaban los intereses culturales de Evo Morales y Hugo Chávez. Blacutt quedó sorprendido al saber que Morin se encontraba en Oaxaca, lo saluda con franca hospitalidad. Peter agota la plática pidiéndole a Blacutt un comentario sobre el cierre que realiza en negocios presuntamente “transnacionales” el movimiento magisterial de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Blacutt cuestiona el hecho: “Estarán de acuerdo conmigo, que ahora la explotación industrial y de capitales ya no lo representan las empresas transnacionales, ahora el peligro son las empresas ‘supertransnacionales’. El ‘desarrollo regional’, es la asignatura pendiente de la sección 22”, termina diciendo el investigador boliviano posgraduado de la Universidad de Oregón, Mario Blacutt.


Twitter:@JNMIJANGOS

(Publicado en +Noticiasnet.mx Voz e Imagen de Oaxaca, 18/10/2016, p. 6A)

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